Eran jubilados que fueron brutalmente golpeados y torturados. Los mataron para robarles lo poco que tenían. No se hizo justicia y hubo importantes errores en la investigación.
Copamientos, golpiza y muerte: pasaron más de cuatro años y continúan sin aclarar los asesinatos de Lorenzo Muraña y Esther Morales
Eran jubilados que fueron brutalmente golpeados y torturados. Los mataron para robarles lo poco que tenían. No se hizo justicia y hubo importantes errores en la investigación.
Tiempo de Noticias – Lorenzo Muraña tenía 82 años. En marzo de 2018 le coparon su casa en Barra de Chuy, a dos cuadras del destacamento policial del balneario. Lo torturaron y golpearon ferozmente para robarle lo que le quedaba de jubilación, aproximadamente 6.000 pesos.
Tras la golpiza, Muraña terminó internado en Rocha pero luego falleció como consecuencia de las graves heridas que presentaba. Mientras se pudo mantener con vida llegó a contar lo que sucedió, pero de nada sirvió ya que la policía e Investigaciones de Zona III nunca lograron obtener suficiente pruebas como para poner tras las rejas a los culpables.
El crimen causó conmoción en su momento, por la crueldad del hecho y porque Muraña era un vecino de toda la vida en la frontera.
Tres meses antes, el 28 de diciembre de 2017, en Chuy, en calle Magallanes, a pocos metros del Polideportivo, y en otro caso de similares características, fue hallada muerta Esther Morales Morales de 72 años, quien vivía sola. La encontraron muerta tendida sobre su cama, con signos de haber sido golpeada y torturada, antes de ser asfixiada. Había gran desorden en la vivienda. También le robaron lo poco que tenía, de acuerdo a lo informado en su momento.
El jefe de Policía de Rocha de entonces, Claudio Pereyra, dijo en su momento que en breve iban a surgir novedades y que probablemente él o los responsables del crimen iban a ser sometidos ante la justicia. Finalmente nada de eso ocurrió y todo quedó sin resolver.
Los casos de Lorenzo Muraña y Esther Morales son tan solo dos de las decenas de casos que ocurrieron en la frontera en los últimos años, y que continúan impunes. No se trató de ajustes de cuentas, como habitualmente eran caratulados muchos homicidios, ni tampoco eran delincuentes, sino que se trataba de simples jubilados.
Investigaciones de Zona III estuvo a cargo a cargo de los distintos trabajos de investigación. Han pasado ya más de 4 años y hasta el momento nada más se supo.
DIEGO LANDACHE – TIEMPO DE NOTICIAS
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