Leonardo David Sena fue sentenciado a 27 años y seis meses de prisión por «homicidio muy especialmente agravado». La chica de 15 años fue asesinada en diciembre de 2014 en el balneario de Barra de Valizas, Rocha.
Los padres de Lola Chomnalez, tras la condena al asesino: «Ahora empieza el duelo real, el dolor estará toda la vida».
Adriana Belmonte (56) y Diego Chomnalez (65) recibieron la noticia de sus abogados y se quebraron. Lloraron. Se abrazaron. El asesino de Lola Luna Chomnalez había recibido 27 años y medio de cárcel, casi la máxima pena prevista por ley en Uruguay (30 años).
Para ellos, «ahora empieza» el «duelo real» por la brutal muerte de su hija de 15 años, asesinada a fines de 2024 en el balneario de Barra de Valizas.
«Estamos dejando atrás esa carga y ahora se empieza el duelo real, que ya no es sufrir, tratar de aceptar la pérdida. El dolor estará para toda nuestra vida pero sabiendo que hicimos todo, no nos quedamos con ningún lugar sin pedir auxilio», señaló Adriana.
Leonardo David Sena (42) ya estaba preso por el crimen de Lola y este miércoles fue sentenciado por el delito de «homicidio muy especialmente agravado».
«Estamos impactados desde que nos dieron la noticia y emocionados. No paramos de llorar ayer», admitió Diego a TN. Los encargados de comunicarle la noticia fueron los abogados Jorge Barrera y Juan Raúl Williman.
«Si bien es una sentencia de primera instancia, y pueden apelar, creo que esto no lo cambia nadie y con dos condenados, Moreira y Sena, vamos cerrando el círculo de esa impunidad que casi duró 10 años», le dijo Williman a Clarín.
Detenido en mayo de 2022, Sena fue hallado culpable del crimen con un detallado estudio genético sobre los rastros de sangre que se habían encontrado en la escena del crimen y en las pertenencias de la adolescente argentina asesinada.
La que llevó adelante ese estudio genético clave es Natalia Sandberg, encargada del Registro Nacional de Huellas Genéticas de la Dirección Nacional de Policía Científica en Uruguay. «Está en nuestra mesita de luz, es uno de los seres de luz que está ahí en la mesita», contó Adriana sobre Sandberg.
Fue ella quien sugirió profundizar el análisis del ADN y trabajar en forma separada la línea materna de la paterna. Los continuos cursos de actualizaciones que recibió del FBI y las nuevas utilidades que la especialista encontró a un software fueron considerados claves para llegar hasta Sena.
A Adriana y Diego les consultaron por Sena y sus respuestas fueron tan diferentes como contundentes. «Yo estoy a favor de la pena de muerte, porque a mi hija se la aplicaron, y estos monstruos tienen derecho a todo, a no decir qué pasó, tienen derecho a tener un abogado», lanzó el papá.
La mamá de Lola, más tranquila, dijo que no lo perdona porque eso «le corresponde a Dios», y le hizo un pedido a la Justicia. «Espero que la sentencia quede firme, que no vuelva a salir, y que los magistrados entiendan que con la liberación hasta puede haber más víctimas», insistió.
Por el crimen de Lola ya había sido condenado Ángel «El Cachila» Moreira como encubridor del crimen, en un derrotero judicial que llegó hasta la confirmación de esa sentencia por parte de la Corte Suprema uruguaya.
«Me siento mejor persona. Llego con mucha energía, con mucha vitalidad y si en algún momento me quise ir de este mundo, ahora pido a Dios, a todas las fuerzas, tener una larga y buena vida», concluyó Adriana. «Esto es como ir peregrinando y, de repente, llegar a la tierra prometida».
El crimen de Lola Chomnalez
Lola Chomnalez viajó a Barra de Valizas el sábado 27 de diciembre de 2014 y se alojó en la casa de su madrina, Claudia Fernández, quien se encontraba junto a su esposo, Hernán Tuzinkevcih, y el hijo de éste.
Al día siguiente, la adolescente desapareció cuando salió a caminar por la playa y dos días después fue encontrada asesinada a unos cuatro kilómetros de la casa, en una zona de médanos.
Mediante la autopsia se determinó que Lola murió por asfixia por sofocación y que presentaba varios cortes hechos con un arma blanca en distintas partes del cuerpo.
Para la fiscalía, la adolescente trató de escapar corriendo de sus asesinos, fue alcanzada, herida con un arma blanca y golpeada en la cabeza para finalmente morir asfixiada cuando, ante sus probables pedidos de auxilio, le apretaron la cara contra la arena.
«Fueron muchos años de nadar en la nada», resumió Adriana Belmonte, ya que el caso tuvo gran cantidad de detenidos y pistas que solo obstruyeron la investigación.
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