Tiempo de Noticias – El cáncer de cuello uterino es uno de los cuatro tipos de cáncer más frecuentes que afectan a la mujer en todo el mundo, junto con el cáncer de mama, el cáncer colorrectal y el cáncer de pulmón. Cada año, más de 56.000 mujeres son diagnosticadas con cáncer cervical en América Latina y el Caribe y más de 28.000 pierden la vida, cifras que ascienden a 72.000 y 34.000 respectivamente si se incluye a Estados Unidos y Canadá.
Aunque múltiples factores contribuyen al cáncer cervicouterino, entre ellos las enfermedades de transmisión sexual, la genética y las influencias reproductivas y hormonales, casi todos los casos de cáncer cervicouterino están asociados a infecciones causadas por el virus del papiloma humano (VPH).
Los virus del papiloma humano son un grupo de virus entre los cuales se encuentran los virus de transmisión sexual de bajo riesgo y de los de alto riesgo. Entre los VPH de alto riesgo, de los cuales hay alrededor de 12 tipos, son dos de ellos, el VPH 16 y VPH 18 los que causan la mayoría de los cánceres relacionados con el VPH. La infección con el VPH transcurre por lo general sin síntomas y circula ampliamente en la población. En la mayoría de los casos, el sistema inmunitario elimina por sí solo la infección. El problema radica en la infección persistente por el VPH debida a tipos de alto riesgo, las cuales causan modificaciones en las células del cuello uterino, que da lugar a lesiones precancerosas que, de no notarse, pueden transformarse en un cáncer cervicouterino. Estas lesiones suelen causar síntomas cuando ya están en estado avanzado, como, por ejemplo: algo de sangrado durante el coito, flujo anormal y/o dolores durante el coito. He aquí la importancia de la vacunación, los controles ginecológicos y las pruebas de detección rutinarias, pruebas de Papanicolaou, en todas las mujeres sexualmente activas.
El riesgo a padecer este tipo de cáncer acapara a mujeres de todas las edades. El VPH puede ser contraído durante las primeras relaciones sexuales, o a temprana edad. De hecho, la mayoría de las mujeres que mueren de cáncer cervicouterino, están en la plenitud de sus vidas.
Todas las niñas y todos los niños deberían recibir la vacuna contra el VPH antes de comenzar a tener relaciones sexuales. La vacuna es la mejor manera de prevenir la infección por el VPH, el cáncer cervicouterino y otros cánceres relacionados con el VPH. Mediante las pruebas de Papanicolaou se pueden detectar modificaciones celulares en el cuello uterino tratables antes de que deriven en un cáncer.
El cáncer cervical es prevenible, sin embargo, continúa siendo un problema de salud global con alta incidencia y mortalidad. Es imprescindible aumentar las campañas informativas, así como reforzar el compromiso político para formular políticas preventivas
Lic. María Inés Landache – Tiempo de Noticias
Fuentes: OPS Organización Panamericana de la Salud – OMS Organización Mundial de la Salud – NIH Instituto Nacional del Cáncer
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