La solución mineral milagrosa (MMS) o su versión ‘mejorada’ la solución de dióxido de cloro (CDS por sus siglas en inglés) promete, según su promocionador Andreas Kalcker, ser la cura para muchas enfermedades incluyendo el VIH/Sida, cáncer, autismo, infecciones virales y bacterianas. ¿Qué tan ciertas son sus afirmaciones al respecto?
Dióxido de cloro – ¿Medicina revolucionaria o charlatanería?
La solución mineral milagrosa (MMS) o su versión ‘mejorada’ la solución de dióxido de cloro (CDS por sus siglas en inglés) promete, según su promocionador Andreas Kalcker, ser la cura para muchas enfermedades incluyendo el VIH/Sida, cáncer, autismo, infecciones virales y bacterianas. ¿Qué tan ciertas son sus afirmaciones al respecto?
En un video donde Kalcker aparece acompañado del Iru Landucci (un conocido terraplanista) explica que el dióxido de cloro es como el agua porque tiene la misma estructura química (https://www.youtube.com/watch?v=8WmYP5houOU&t=2864s) – minuto 19:50 a 20:30 del video. Esta afirmación no es correcta debido a que, aunque la estructura del agua y el dióxido de cloro parecen ser similares, están compuestas por un átomo de cloro y dos de hidrógeno respectivamente y la química nos enseña que los átomos de distintos elementos tienen propiedades químicas muy diferentes. El dióxido de cloro no tiene nada en común con el agua, el primero es un biocida oxidante y el segundo es un compuesto hidratante, inofensivo y esencial e indispensable para la gran mayoría de los organismos vivos del planeta.
En otro video en donde es entrevistado por el canal 7 Salta-Argentina (propagadores de teorías de conspiración) (https://www.youtube.com/watch?v=xM229TQjusQ&t=5s) -minuto 4:00 a 4:45, Kalcker enmarca el bajo riesgo de la sustancia para el cuerpo humano, diciendo que el dióxido de cloro es usado a diario para la potabilización del agua y para las transfusiones de sangre. Acá hay que aclarar que tomar agua previamente potabilizada con dióxido de cloro e ingerir directamente la sustancia son dos cosas muy distintas. El agua primeramente tratada con dióxido de cloro es después sometida a otros tratamientos purificadores para eliminar, entre otras cosas, los iones de clorito (residuos tóxicos resultantes de la disociación del dióxido de cloro) al mínimo posible y recién ahí se considera apta para el consumo humano (OMS -aspectos químicos para la calidad del agua potable). De hecho, eso está estrictamente regulado para no exceder los niveles considerados tóxicos.
Con respecto a las transfusiones de sangre, no existe evidencia que se use esa substancia para desinfectar la sangre, de hecho, eso no existe. La sangre donada es meticulosamente analizada para determinar la contención de agentes patógenos, pero no se le echa ningún desinfectante. Según el manual de control de infecciones y epidemiología hospitalaria, el dióxido de cloro está catalogado como desinfectante y agente químico de alto nivel para la eliminación de todos los microorganismos (sin distinguir entre buenos y malos) en los equipos médicos (no en la sangre) causando inactivación enzimática, desnaturalización de proteínas e inactivación de ADN. Todos estos son efectos irreversibles e inespecíficos.
El análisis de la información expuesta por Andreas Kalcker con respecto a su producto, el dióxido de cloro, sugiere dudar y desconfiar sobre efectos terapéuticos y preguntarse qué tan serio puede ser un ‘científico’ que brinda información errónea y/o distorsionada.
Por: María Inés Landache
Lic. en biología técnica y aplicada
University of Applied Sciences, Bremen-Alemania
EN TAL SENTIDO, EN URUGUAY EL MSP ADVIERTE
En el texto el Ministerio de Salud Pública advierte sobre los riesgos asociados a su utilización.
«No existe evidencia científica de que los productos de dióxido de cloro sean seguros y eficaces para el tratamiento de enfermedades, incluyendo la infección por COVID-19», explica la cartera.
El Ministerio de Salud Pública «aconseja no utilizar estos productos y ante la aparición de posibles síntomas de COVID-19, contactarse con el equipo de salud a fin de no retrasar el tratamiento médico apropiado».
Además, explican que estos productos «pueden presentar riesgos importantes a la salud».
Por ejemplo: insuficiencia respiratoria aguda causada por la alteración del transporte del oxígeno; arritmias cardíacas; insuficiencia hepática aguda; anemia hemolítica por destrucción de los glóbulos rojos; cuadros digestivos severos con vómitos y diarrea que pueden llevar a la deshidratación.
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