La Laguna de Rocha y su pueblo de pescadores, parece ser un verdadero cinco estrellas como consecuencia de un escenario natural para el mundo y por su gente.
Tiempo de Noticias – Andrea Ballesteros, es la mujer representante de la ruralidad para América Latina, es parte de una familia de toda la vida en el lugar. Y es una referente con liderazgo de manada, serena y confiada en el potencial de esa comunidad.
Es pescadora, madre y también junto a otras mujeres de su misma fuerza lograron colectivamente realizar un restaurante de incomparable belleza. Allí los productos frescos servidos en una tabla de mar, hacen que los turistas degusten, disfruten y sean los embajadores de la buena noticia.
Ocho mujeres, pescan, cuidan a sus hijos y dispusieron de tiempo para forjar lo que se denomina, la cocina de La Barra. No faltan la corvina, el pejerrey, las croquetas de camarón o las empanadas, incluso las realizadas a partir de la pulpa de cangrejo sirí.
Solo hay que llegar por ruta 15 y en el entronque con La Pedrera, hay que girar a mano derecha y en sentido inverso al mencionado balneario. Hacer unos ocho kilómetros y sentir que el universo está para la contemplación y el gozo.
Casitas de pescadores, un cordón dunar que separa las aguas tranquilas de la Laguna de Rocha con el imponente Océano Atlántico y sus rompientes. Las aguas atlánticas son las más profundas de toda la costa, así determinado en la línea de la isobata, según el profesor, Bernardo Quagliotti de Bellis.
Al otro lado, las llanas aguas de la laguna de Rocha, un veradero reservorio de aves para el planeta. Y allí familias históricas que jamás han pensado partir del paraíso, ahora con un valor agregado insuperable. Y otro dato: hay algún estudiante terciario de esta región del mundo dedicado a los temas ambientales. Nacido, criado entre las redes y para mejor comprensión del paraíso se puso en modo universitario.
Eduardo González Segredo – Tiempo de Noticias
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