Tiempo de Noticias – El inicio de la preparación del Cuerpo de Guardavidas de Rocha para la temporada 2025-2026 llega este año con un contraste tan visible como preocupante. Por un lado, el habitual profesionalismo de un equipo que lleva varios años velando por la seguridad en las playas; por otro, la ausencia total de garantías laborales que pongan en valor ese compromiso.
El lunes 27 de octubre, bajo un cielo cambiante y el viento característico de la costa rochense, los guardavidas retomaron su preparación físico-técnica, paso indispensable para llegar en óptimas condiciones al inicio del verano. Pero lo hicieron sin convenio firmado, sin salario, sin seguro médico ni cobertura ante accidentes, dependiendo únicamente de su vocación y del sentido de responsabilidad hacia la comunidad.
El comunicado emitido por la Asociación de Guardavidas de Rocha no deja lugar a dudas: el entrenamiento se asumió “con vulnerabilidad, pero con compromiso”. Es una declaración que revela tanto la fortaleza del grupo como la fragilidad del sistema que debería protegerlo. En plena antesala de la temporada turística, la seguridad de miles de bañistas depende, otra vez, de la voluntad de quienes se entrenan sin respaldo.
El cuerpo de guardavidas rochense es uno de los más reconocidos del país. Ha sido modelo en coordinación, respuesta y prevención, con actuaciones destacadas en rescates, primeros auxilios y campañas educativas. Esa experiencia —sumada a la formación constante— es la que sostiene la confianza de residentes y turistas cada verano. Sin embargo, el esfuerzo voluntario no puede sustituir indefinidamente el papel del Estado como garante de condiciones laborales dignas y de una planificación seria.
El reclamo de los guardavidas apunta a una negociación pendiente entre la Asociación, la Intendencia y las autoridades competentes, que permita establecer un marco contractual justo antes del inicio de la temporada. Los trabajadores insisten en que la falta de recursos, equipos e infraestructura pone en riesgo tanto su seguridad como la del público al que protegen.
Aun así, la vocación puede más. En cada entrenamiento, los guardavidas vuelven a poner el cuerpo para mantener la preparación que el verano exigirá. La decisión de comenzar sin garantías es, a la vez, un acto de protesta y de amor por la tarea.
Rocha vuelve a demostrar que su fuerza humana y su sentido de comunidad siguen siendo su mejor defensa. Pero también deja claro que el profesionalismo no puede depender del sacrificio personal: requiere reconocimiento, inversión y respeto institucional.
El verano está cerca, y con él llegará el momento de volver a vigilar cada playa rochense. Mientras tanto, los guardavidas ya están ahí, corriendo sobre la arena, entrenando en el mar, sosteniendo con esfuerzo la promesa de un servicio eficiente, aun cuando las estructuras no son adecuadas.
Tiempo de Noticias / Redacción
Foto: Asociación de Guardavidas de Rocha
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